Zürcher Nachrichten - China: Amenazas y debilidad

EUR -
AED 4.278489
AFN 76.301366
ALL 96.530556
AMD 444.389335
ANG 2.085119
AOA 1068.154458
ARS 1670.316609
AUD 1.75427
AWG 2.096704
AZN 1.984845
BAM 1.955415
BBD 2.345238
BDT 142.439297
BGN 1.957372
BHD 0.439074
BIF 3456.06653
BMD 1.164835
BND 1.508396
BOB 8.046379
BRL 6.313529
BSD 1.16437
BTN 104.690912
BWP 15.469884
BYN 3.34764
BYR 22830.773166
BZD 2.341828
CAD 1.611422
CDF 2599.912958
CHF 0.937162
CLF 0.02734
CLP 1072.545921
CNY 8.235507
CNH 8.234944
COP 4446.759008
CRC 568.78787
CUC 1.164835
CUP 30.868137
CVE 110.780379
CZK 24.198994
DJF 207.014999
DKK 7.469472
DOP 74.84113
DZD 151.385181
EGP 55.40272
ERN 17.47253
ETB 180.60972
FJD 2.630723
FKP 0.8723
GBP 0.873382
GEL 3.149553
GGP 0.8723
GHS 13.337819
GIP 0.8723
GMD 85.033396
GNF 10119.511721
GTQ 8.919242
GYD 243.610929
HKD 9.068302
HNL 30.667954
HRK 7.538703
HTG 152.42995
HUF 382.163892
IDR 19442.733022
ILS 3.76907
IMP 0.8723
INR 104.795933
IQD 1525.399284
IRR 49054.133779
ISK 149.006189
JEP 0.8723
JMD 186.373259
JOD 0.825914
JPY 180.836077
KES 150.617641
KGS 101.8653
KHR 4665.166047
KMF 491.560932
KPW 1048.343898
KRW 1715.709753
KWD 0.357232
KYD 0.970405
KZT 588.861385
LAK 25249.913875
LBP 104272.296288
LKR 359.159196
LRD 204.939598
LSL 19.73441
LTL 3.439456
LVL 0.704598
LYD 6.329752
MAD 10.752872
MDL 19.812009
MGA 5193.953775
MKD 61.627851
MMK 2446.083892
MNT 4131.091086
MOP 9.337359
MRU 46.433846
MUR 53.664406
MVR 17.950554
MWK 2019.093291
MXN 21.176696
MYR 4.788683
MZN 74.437324
NAD 19.73441
NGN 1689.139851
NIO 42.851552
NOK 11.767103
NPR 167.505978
NZD 2.016522
OMR 0.447885
PAB 1.164465
PEN 3.914028
PGK 4.940241
PHP 68.699705
PKR 326.441746
PLN 4.232667
PYG 8008.421228
QAR 4.244263
RON 5.093014
RSD 117.420109
RUB 89.113003
RWF 1694.158743
SAR 4.371861
SBD 9.5794
SCR 15.722146
SDG 700.652754
SEK 10.953705
SGD 1.509027
SHP 0.873928
SLE 26.791608
SLL 24426.013032
SOS 664.266196
SRD 44.99647
STD 24109.740275
STN 24.495171
SVC 10.187374
SYP 12881.033885
SZL 19.719113
THB 37.125677
TJS 10.683448
TMT 4.076924
TND 3.415727
TOP 2.804644
TRY 49.510866
TTD 7.893444
TWD 36.432793
TZS 2836.374505
UAH 48.875802
UGX 4119.187948
USD 1.164835
UYU 45.541022
UZS 13930.253805
VES 289.561652
VND 30705.060237
VUV 142.19158
WST 3.250066
XAF 655.824896
XAG 0.019865
XAU 0.000276
XCD 3.148026
XCG 2.098577
XDR 0.815408
XOF 655.723589
XPF 119.331742
YER 277.700931
ZAR 19.720255
ZMK 10484.920268
ZMW 26.920577
ZWL 375.076512

China: Amenazas y debilidad




En los últimos meses Pekín ha respondido a la escalada arancelaria de Washington con un arma que provoca inquietud en Europa y Estados Unidos: restricciones a la exportación de tierras raras y otros metales estratégicos. A principios de octubre China añadió cinco elementos a su lista de productos controlados e impuso un mayor control sobre la tecnología de refinado y sobre los usuarios de semiconductores. Estas medidas, que siguen a las restricciones impuestas en abril, ya provocaron un desplome del 75 % en los envíos de imanes de tierras raras y obligaron a algunos fabricantes europeos de automóviles a parar la producción. La Unión Europea (UE) y Estados Unidos, que dependen de China para el suministro de materias primas esenciales, temen que una suspensión total paralice sus sectores de defensa, energía y electrónica. Sin embargo, el poder real de China es mucho menor de lo que sugieren estos gestos.

Dependencia europea y reacción comunitaria
Europa importa de China principalmente bienes manufacturados y componentes. En 2024 las importaciones procedentes del gigante asiático ascendieron a 519 000 millones de euros, mientras que las exportaciones europeas fueron de 213 300 millones; el déficit comercial de 305 800 millones es el mayor de la UE con cualquier socio. Cerca del 97 % de las importaciones corresponden a maquinaria, vehículos, productos químicos y otras manufacturas. Además, China controla el 95 % del refinado mundial de tierras raras y suministra el 70 % de las importaciones de estos elementos a la eurozona. Las cadenas de suministro son complejas: más del 80 % de las grandes empresas europeas están a no más de tres intermediarios de un productor chino, de modo que incluso cuando compran a un proveedor estadounidense o japonés siguen dependiendo de materias primas chinas.

Estas vulnerabilidades han salido a la luz desde que Pekín comenzó a exigir licencias de exportación para imanes de tierras raras. La Cámara de Comercio de la UE en China denunció en septiembre que los fabricantes de automóviles europeos sufren retrasos y cierres generalizados por los cuellos de botella de las licencias. Pese a las promesas de agilizar los permisos, menos de una cuarta parte de las 140 solicitudes gestionadas por la cámara han sido aprobadas.

Pero Bruselas no está paralizada. La Comisión Europea anunció en junio 13 proyectos de extracción y procesamiento fuera del bloque para asegurar suministros de litio, cobalto, manganeso, grafito y tierras raras. Su Ley de Materias Primas Críticas establece que en 2030 la UE debe extraer el 10 % y procesar el 40 % de sus necesidades y reciclar el 25 %. El comisario de Industria, Stéphane Séjourné, ha insistido en que las restricciones chinas aumentan la voluntad de diversificar y ha defendido crear reservas estratégicas para evitar el “chantaje económico”.

En paralelo, la UE ha elevado los aranceles a los vehículos eléctricos chinos hasta el 38,1 % para frenar las subvenciones y evitar un aluvión de automóviles baratos. Al mismo tiempo, los ministros europeos exploran acuerdos con Estados Unidos y el G7 para coordinar la respuesta a las restricciones chinas y acelerar proyectos conjuntos de extracción y refinado. Esta cooperación es lógica: un estudio del instituto alemán IW muestra que Estados Unidos depende más de las importaciones de la UE que de las de China; en 2024 el valor de los productos de los que Estados Unidos importa más del 50 % desde Europa superó los 287 000 millones de dólares, frente a 247 000 millones procedentes de China. Dicho de otro modo, Europa no solo busca alternativas a China, sino que se posiciona como proveedor clave para el mercado estadounidense de bienes como baterías de litio, maquinaria o productos químicos.

Estados Unidos: un gigante difícil de hundir
Al otro lado del Atlántico, el presidente Donald Trump ha respondido a Pekín con un alza de aranceles hasta el 100 % en las importaciones chinas y con controles a la exportación de software. Las cadenas minoristas temen un aumento de precios y han adelantado pedidos para evitar el golpe. No obstante, la capacidad de resistencia estadounidense es notable. Su economía sigue siendo la mayor del mundo, con un producto interior bruto de unos 29 billones de dólares frente a los 19 billones de China. Su poder se apoya en seis pilares: fuerza militar, red de alianzas, dinamismo económico, innovación tecnológica, el papel global del dólar y el atractivo de su modelo político.

Estados Unidos también está reduciendo gradualmente su dependencia de China; según el estudio alemán, la cantidad de grupos de productos en los que Estados Unidos compra más del 50 % a China cayó a 2 925 en 2024, mientras que los grupos dominados por importaciones europeas aumentaron a más de 3 100. Analistas de McKinsey señalan que Europa suministra el 55 % del mercado global de productos que Estados Unidos adquiere a China, por lo que Washington puede sustituir a Pekín por proveedores europeos en sectores como las baterías de litio.

Debilidades estructurales de China
Las amenazas de Pekín esconden problemas profundos. El crecimiento se desacelera: las previsiones apuntan a un avance del 4,8 % para el tercer trimestre de 2025, el más débil desde el año anterior, en un contexto de tensiones comerciales y pérdida de pedidos de exportadores. El auge económico de décadas pasadas se sustentó en una expansión del crédito que alcanzó el 287 % del PIB en 2024 y ha generado crisis inmobiliarias, fuertes deudas regionales y un consumo interno débil. La dependencia de las exportaciones sigue siendo elevada: China vende a Estados Unidos alrededor de tres veces más bienes de los que compra, de modo que cualquier guerra arancelaria la golpea con más fuerza.

En el plano demográfico, la población china se reducirá un 12 % para 2050, mientras que la estadounidense aumentará un 9 %. La forma de gobierno de China y su modelo de crecimiento tienen escaso atractivo fuera de sus fronteras. Además, la estrategia de imponer restricciones a las exportaciones de metales y minerales es un arma de un solo uso: los minerales no son raros y, ante una interrupción total, Occidente aceleraría la construcción de nuevas minas y plantas de refinado. Este proceso sería costoso, pero viable, y podría derivar en un sistema de suministro dual —un canal occidental más caro pero seguro y otro chino, sometido a intereses políticos—. La paradoja es que, al recurrir repetidamente a esta táctica, Pekín incentiva las inversiones occidentales que acabarán por debilitar su dominio.

Los economistas señalan que China tiene pocas alternativas efectivas. Una devaluación del yuan podría aliviar el impacto de los aranceles, pero provocaría fuga de capitales; más subsidios exacerbarían el exceso de capacidad y la deflación. El mercado interno no despega porque las reformas necesarias para impulsar el consumo chocarían con los intereses del sector manufacturero. En palabras de un asesor político citado por Reuters, el enfrentamiento comercial se ha convertido en una guerra de resistencia en la que vence quien aguanta más.

Reconfiguración de las cadenas globales
La pugna entre las dos mayores economías del mundo está reconfigurando las cadenas de suministro. La UE y Estados Unidos trabajan con otros socios del G7 para diversificar fuentes y coordinar acciones. El objetivo es crear reservas, financiar proyectos mineros en África, Groenlandia y Serbia, y desarrollar la capacidad de reciclaje para depender menos de un único proveedor. La UE incluso planea almacenar minerales críticos y reforzar la preparación ciudadana para crisis sistémicas.

Al mismo tiempo, los estudios demuestran que Europa puede convertirse en un proveedor alternativo para Estados Unidos en sectores clave, mientras que Washington cuenta con una economía diversificada y una red de aliados globales que dan tiempo y recursos para reorganizar las cadenas logísticas. Las restricciones chinas han puesto de manifiesto las vulnerabilidades occidentales, pero también han provocado una reacción coordinada que acelera el desapego.

Conclusión
China seguirá usando las exportaciones de materias primas como herramienta de presión y exhibirá su influencia en foros internacionales. No obstante, sus amenazas de “hundir” a Europa y Estados Unidos ocultan la realidad de un poder limitado por la ralentización económica, el envejecimiento de la población y la dependencia de las ventas al exterior. La UE y Estados Unidos, aunque vulnerables a las interrupciones temporales, disponen de capacidad financiera, tecnológica y diplomática para diversificar proveedores y reforzar sus cadenas de suministro. A largo plazo, la aritmética comercial y la dinámica demográfica sugieren que las advertencias de Pekín son más un gesto de desesperación que un preludio de hegemonía.